Cruz Roja dispone en Roquetas de Mar del primer edificio íntegramente dedicado a viviendas para refugiados de toda España. Se trata de un proyecto piloto que, de culminarse con éxito, seguirá con iniciativas similares en otras zonas. Abierto desde el pasado mes de febrero, tiene todas sus plazas cubiertas, alberga a un total de 54 personas, 26 de ellas menores. Dispone de 11 viviendas familiares y tres con servicios comunes de oficinas profesionales para los cuidadores, que albergan refugiados de Siria, Venezuela, Georgia, Colombia, Ucrania y Honduras.
Huyen de las guerras, de las ‘maras’ latinoamericanas, de la violencia y la situación política, social o económica en sus países de origen. Su principal objetivo al salir de allí era salvar la vida, lo que les ha producido en algunos casos lesiones psicológicas. Hasta que vaya pasando el tiempo y se habitúen a la normalidad de la vida cotidiana, a algunos les cuesta dormir por la noche. Cruz Roja procura discreción sobre la ubicación del edificio y las imágenes de las familias para impedir que, en la hipótesis de que alguien, les busque sea fácil localizarles.
El artífice del proyecto es el coordinador provincial de Cruz Roja en Almería, Francisco Vicente, quien argumenta que «el edificio tiene cuatro plantas. En los bajos se ubican las oficinas y los servicios comunes de psicólogos, abogados, trabajadores sociales, educadores, aulas y salones. En el ático, hay una ludoteca porque el cincuenta por ciento de los refugiados son menores, con varios bebés. Es el primero que hay así en España y en la dirección de Cruz Roja están esperando a ver cómo nos va».
Es una experiencia piloto en la que en un mismo edificio viven las familias y se les presta la atención necesaria para adaptarse al nuevo país y reconducir su vida tras los traumas sufridos. El edificio, especialmente indicado para familias numerosas, ha sido alquilado a un banco que lo tenía en venta. Estaba deshabitado y Cruz Roja llegó a un acuerdo para un alquiler social. Hasta ahora la organización tenía pisos tutelados dispersos o centros de atención social, pero no un edificio único con viviendas y servicios profesionales como el de Roquetas.
Estos refugiados, una vez que han llegado a Almería, son tutelados por Cruz Roja durante 18 meses divididos en tres fases. Actualmente están en la primera fase de acogida temporal, en la que durante seis meses reciben la asistencia directa en el centro. Viven en sus apartamentos familiares, cocinan sus comidas, salen a comprar a la calle gracias a acuerdos con supermercados, los hijos acuden a los colegios con plena escolarización, niños y adultos dan clases de español todos los días.
Hay talleres de inserción laboral, y pueden salir por las noches con la tutela de Cruz Roja para saber dónde están y evitar cualquier peligro. En la segunda fase, de otros seis meses de integración social, disfrutan de la acogida temporal fuera del edificio, viviendo en un apartamento alquilado por ellos que pagan con ayuda de Cruz Roja y deben buscar trabajo. En la tercera fase, de otros seis meses de autonomía, gestionan su vida y reciben ayudas puntuales para pagar las viviendas, siempre con la vigilancia de la organización humanitaria para garantizar que su integración entre la población española es buena, encuentran trabajo y pueden desarrollar su vida sin inconvenientes. En casos puntuales cada fase puede tener prórrogas a tenor del ritmo de las diferentes personas en adaptarse a la vida en España.
«Tenemos casos de personas que vienen perseguidas por ejemplo por las guerrillas en Colombia, por extorsión de narcotraficantes, por temas de condición homosexual… En Ucrania hay una guerra civil donde a los chavales jóvenes se les obliga a hacer el servicio militar e ir a la guerra directamente con los bandos pro ruso o ucraniano. Todo el mundo tiene su drama… Siria está en una guerra total de destrucción que no va a permitir que estas personas a corto y medio plazo puedan volver a su país. Pero Siria era un país antes de la guerra con un desarrollo alto. Su sistema de salud era uno de los mejores del mundo, tenían muy buenas universidades, y hay médicos sirios muy cotizados en España desde hace muchos años, hasta que llegó la destrucción total. El drama al final es igual, todos huyen de lo mismo», concluye Francisco Vicente al analizar el problema de los refugiados en cada país.
Físicamente están bien en general, con diversas dolencias leves, aunque psicológicamente los profesionales realizan su seguimiento ya que algunos han llegado con mucha ansiedad sobre su futuro, hay casos de stress post traumático, mucho miedo, preocupación por sus hijos y lo que han vivido.
De momento, y según la información proporcionada por Cruz Roja, los refugiados se han integrado con normalidad. No ha habido problemas de convivencia, ni entre ellos, ni con la calle. Cruz Roja agradece las ayudas que han recibido de otras administraciones, como el Ayuntamiento o los servicios de educación y salud de la Junta de Andalucía para la escolarización de los menores o la atención sanitaria de los recién llegados, y del Estado para la documentación y estancia legal.
Cruz Roja prefiere no dar facilidades sobre ubicación e imágenes. «Yo solo pido sentido común a los periodistas. Pensad en una mujer que viene aterrorizada porque ha llegado amenazada por las ‘maras’ de Colombia o de Honduras y mañana al abrir un periódico sale su foto. Probablemente nadie peligroso la vea porque ¿quién va a leer un periódico almeriense o español en esos países? Pero esa mujer no lo sabe, solo viene con su terror. Nosotros tenemos gente que no quiere salir del centro todavía, tienen miedo porque piensan que han podido perseguirles hasta aquí. De hecho a algunos les han perseguido hasta a España. Hay que ser muy cautelosos con las historias de la gente y no dar facilidades para que encuentren a los refugiados, porque si alguien la quiere encontrar, la encuentra. Y además hay un negocio alrededor de esto, de tratas, de explotación laboral, de mafias que ganan mucho dinero traficando con personas inmigrantes. Y hay que tener mucha cautela a la hora de hablar para protegerles y no ponerles en peligro. Las historias que tenemos son de gente que vienen huyendo de una guerra, que tuvieron una noche que levantar su casa. Las hay con gente con nivel económico bueno, pero se levantaron una mañana y tuvieron que irse porque les iban a matar, malvendiendo todo lo que podían», relata Francisco Vicente sobre los motivos de primar la seguridad antes que la información pública.
Las familias sirias vienen casi sin nada, apenas con una maleta y poca ropa, procedentes de los tristemente célebres campamentos de Italia, Grecia o Turquía donde han malvivido muchas semanas con el barro. En otros casos hay por ejemplo maestros o ingenieros que por algún tipo de razón han tenido que abandonar su país casi de la noche a la mañana y han llegado vía aérea, pero han tenido tiempo para reunir casi todas sus pertenencias y amueblar su casa durante el tiempo de estancia acogidos por Cruz Roja en el nuevo ‘hogar’.
Otros ayuntamientos de la provincia han solicitado iniciativas similares para sus municipios, por lo que la organización benéfica espera que la solidaridad se extienda por otros lugares de la provincia de Almería y otras zonas cuando llegue el momento para los refugiados de abandonar este edificio donde han estado los primeros meses de su estancia en España y pasen a las fases de autonomía viviendo en casas alquiladas por ellos y con acceso al mercado laboral.
De momento hay mucha ilusión y satisfacción por el desarrollo del prometedor proyecto de integración que recoge en un solo edificio las necesidades de atención a los extranjeros más castigados por los problemas existentes en sus países de origen. Cruz Roja se mantiene a la expectativa sobre el programa piloto, pero todas las señales están siendo positivas hasta ahora.