La economía ya ha vuelto al nivel previo a la crisis pero las cuentas públicas siguen a años luz de recoger el gasto en derechos sociales de hace una década
Las pensiones son el único gasto social que sigue creciendo por la inercia propia del sistema en el que siguen entrando nuevos cotizantes
Cultura y educación siguen muy lejos de los niveles de dotación de los años de la burbuja, al igual que otros servicios públicos
La actividad económica española, lo que se conoce bajo el acrónimo PIB (Producto Interior Bruto), ya ha recuperado el nivel que tenía antes de la crisis tal y como el Gobierno se ocupa de recordar. En el último trimestre de 2016 la economía española volvió a tocar su nivel más alto, el mismo que había conseguido en 2008.
Pero esta recuperación que reflejan las estadísticas sigue sin llegar a las personas. Además de que el desempleo aún está en cifras de recesión (en el mejor de los casos en 2017 habrá 3,7 millones de parados), las prestaciones sociales y derechos que se recogen en las cuentas públicas siguen en estado de crisis.
Aunque Cristóbal Montoro se jacta de que ya va a ingresar lo mismo que en 2007 (también lo dijo el año pasado y de nuevo infló una previsión de ingresos que luego se quedó muy corta), el gasto social que disfrutan los ciudadanos sigue con el cinturón abrochado en los agujeros que más aprietan.
Algunos gastos del Estado han seguido creciendo por inercia esta década, como las pensiones o la deuda pública, y para cuadrar unas cuentas infrafinanciadas el Ejecutivo no ha recuperado partidas sociales anteriores a la crisis. Dejar en un tercio la inversión en infraestructuras no ha sido lima suficiente para compensar el roto en las finanzas públicas que supusieron la crisis y el pago de la deuda.
Así que con los mismos ingresos (según Montoro) y con el mismo tamaño de la economía, los ciudadanos aún tardarán varios ejercicios en volver a notar en los servicios públicos que la economía marcha con el vigor que pregona el Ejecutivo.
Servicios públicos básicos
En 2008, se había presupuestado gastar un 7% del PIB (frente al 5% actual) en servicios públicos básicos, con las partidas de Seguridad Ciudadana y Defensa con más de 8.000 millones de euros cada una. Solo Justicia ha logrado mantener el nivel de una década atrás mientras que Política Exterior (donde se englobaban muchas acciones de cooperación al desarrollo) ha caído a la mitad en este periodo.
Pensiones
Las pensiones se llevan toda la subida en el denominado gasto social que ha cambiado en esta década. La tendencia de esta partida es imparable debido a que cada año aumenta el número de pensionistas, provocado tanto por el alargamiento de la esperanza de vida como porque han entrado cohortes más amplias de jubilados. Las prestaciones además son superiores porque las personas que se han jubilado durante la última década tienen mejores bases de cotización.
El Ejecutivo ha tratado de ralentizar en lo posible esta tendencia, aplicando una congelación sine die a las prestaciones (con una subida del 0,25%) y con una reforma de las pensiones que se puso en marcha en 2013 y que tiene como objetivo mermar la prestación que recibe cada pensionista.
Las partidas englobadas en «otras prestaciones económicas», servicios sociales y fomento del empleo siguen muy lejos de las que se invirtieron una década atrás. El gasto en prestaciones en desempleo es el único que sigue siendo superior. Sin embargo, si se tiene en cuenta la inflación de estos años, solo gastamos un 4% más en esta partida, fruto de que las prestaciones por desempleo son cada vez de menos cuantía.
El dinero destinado a acceso a la vivienda, al que en 2008 se le llegó a dedicar 1.369 millones de euros, ahora apenas supone 466 millones. Y las partidas de Sanidad y Educación (cuyas principales competencias están transferidas a las comunidades autónomas) tampoco han corrido mucha mejor suerte. Educación (fundamentalmente becas) sigue en términos reales a casi 700 millones de euros de diferencia de lo presupuestado en aquel momento de burbuja.
Educación
La partida general para Educación Infantil y Primaria, presentada en conjunto y cuyo desglose no es posible, es una de las más hostigadas en estos años. Ha perdido desde 2008 más de 614 millones, cerca de un 80% de la dotación de 2008, que llegaba a los 773. Las enseñanzas universitarias también han sufrido la tijera y funcionan con 224 millones menos que hace casi una década. Todas estas cifras deben leerse como un gasto complementario porque los comunidades tienen las competencias educativas transferidas.
Los fondos para dar apoyo educativo a los estudiantes más desfavorecidos, que lleva en niveles mínimos desde 2015 tras un recorte del 90%, ha bajado aún más hasta quedarse en apenas 4,9 millones, un 10% menos que en 2016. En los presupuestos de 2008 alcanzaba los 65 millones.
Algo parecido ha pasado con la formación del profesorado, que se recupera en este ejercicio con una partida independiente, poco explicada y fuera de la habitual, de 30 millones para «formación, perfeccionamiento y movilidad para refuerzo educativo».
Sanidad
En el caso de la sanidad, la partida presupuestaria asciende a 4.093 millones de euros, un 7,68% menos que hace nueve años en términos reales.
Entre las secciones de estos ministerios en las que se ha reducido el presupuesto están por ejemplo las partidas de Seguridad alimentaria y nutrición (-13,74%) o Deporte en la edad escolar y la Universidad (-90,32%).
Violencia de género e igualdad
Ninguna de las partidas dedicadas a prevención de la violencia machista e igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres ha alcanzado los niveles previos a la crisis. Para el primero de los programas, el Gobierno ha aumentado el gasto por tercer año consecutivo hasta los 28 millones de euros, seis menos del pico experimentado en 2010, cuando se presupuestaron 34 millones de euros. En 2009, primer año con una partida específica para ello, la cifra se situó en los 30 millones.
Por otro lado, el Ejecutivo ha congelado el presupuesto para igualdad entre mujeres y hombres después de reducirlo a la mitad durante la crisis. La cifra, calcada a la del año pasado: 19,7 millones de euros, está lejos de los 48 que se presupuestaron en 2007 y 2008. Desde entonces, el gasto empezó a caer hasta los 19 millones en 2013, un nivel mantenido hasta ahora sin grandes variaciones.
Entre las partidas que incorpora este programa se encuentra el dinero destinado a ayudas para que las pequeñas y medianas empresas fomenten planes de igualdad. Una línea de financiación que este ejercicio canceló el Instituto de la Mujer –junto a otras dos– como consecuencia de una Orden Ministerial de Hacienda que adelantó el cierre del presupuesto de gastos y operaciones no presupuestarias del año.
Dependencia
El Ejecutivo ha incrementado en 100 millones de euros, hasta llegar a los 1.355, el gasto destinado a dependencia justificándose en la incorporación de los dependientes moderados al sistema con ocho años de retraso. Un argumento también utilizado en los pasados presupuestos –cuando se incrementó 75 millones– y que no ha servido para liberar del todo la lista de espera, que todavía mantiene a 341.000 personas esperando sus ayudas, según datos del Imserso de febrero de este año.
El presupuesto es mayor que en 2008, cuando se destinaron 871 millones de euros al Sistema de Autonomía y Atención a la Dependencia (SAAD), pero entonces se cifraban en 422.846 el número de personas con derecho a recibir las ayudas. Actualmente, se ha triplicado y se sitúa en 1.211.689 personas.
Cultura
Los presupuestos destinados a Cultura vuelven a menguar un año más. Después de una ligera mejora en las cuentas de 2015 y 2016, la dotación cae un 0,7% y pasa de de 806,7 millones a 801,1 millones. No podemos hablar de recuperación económica en el sector cultural. El dinero dedicado a la Cultura sigue estando muy por debajo de los niveles de 2008. En los presupuestos para ese año, a Cultura se destinaban 1.175 millones, que a precios de hoy día son 1.363 millones de euros. Ya entonces esta dotación supuso una subida del 4,2% respecto al año anterior. Las cuentas del Estado para Cultura volverían a subir en los presupuestos de 2009, cuando alcanzaron su cénit.
Con los recortes, el gran descalabro llegaría en 2013, año que dejó a la Cultura tiritando con un presupuesto de 721 millones de euros, lo que supuso una caída de casi el 20% respecto al año anterior. Para colmo, y como puntilla, el IVA cultural subió del 10% al 21%.
Tras dos años de ligeras subidas, en 2017 la partida para Cultura vuelve a verse recortada y sigue estando muy lejos de su época dorada presupuestaria. El dinero que se destina hoy a la Cultura es un 41% menos (en términos reales) de lo que se invertía en 2008.
Cooperación
No será en 2017 cuando el Gobierno reconstruya la desmantelada política de cooperación al desarrollo. Tras un recorte acumulado de alrededor del 70% desde 2008, los fondos destinados desde el Ministerio de Exteriores a esta partida baja otro 0,99%, quedándose con 512,58 millones. La Agencia Estatal de Cooperación al Desarrollo (AECID) aumenta su presupuesto un 12,5%, alcanzando los 284,43 millones de euros, muy lejos de los 852,03 millones con los que contaba en 2008. Después de alcanzar su punto álgido en 2009, representando un 0,46% de la Renta Nacional Bruta, en la actualidad la Ayuda Oficial al Desarrollo no llega al 0,2%.
Esta información ha sido realizada por Belén Carreño, Marina Estévez, Sofía Pérez, Marta Borraz, Gabriela Sánchez y Vanesa Rodríguez.