El estallido, que coincidió con una visita a la ciudad del presidente de Rusia, Vladimir Putin, se produjo a las 14.40 hora local (8:40 de Argentina) en el céntrico tramo de la línea 5, antes de que el tren ingresara a Sennaya Ploschad, donde combinan varias líneas de la extensa red de ferrocarriles subterráneos de la ciudad-puerto del Báltico.
Minutos después de conocer la noticia, el mandatario señaló que aún es muy temprano para determinar las causas del estallido y que las autoridades investigan «todas las posibles causas, incluyendo la del terrorismo», señaló el portal de la agencia de noticias Sputnik.
«Los órganos de seguridad y los servicios especiales están trabajando y haciendo todo lo posible para encontrar las causas de lo ocurrido y dar una valoración completa», enfatizó el presidente.
Testigos citados por la agencia de noticias Reuters señalaron que al menos una decena de ambulancias llegaron a la estación, mientras imágenes que circulaban profusamente por las redes sociales mostraban personas cubiertas de sangre tendidas en la plataforma y los servicios de emergencias intentando prestar ayuda a algunos de los heridos, varios de ellos buscando salir del metro en medio de nubes de humo.
Según la ministra de salud de Rusia, Veronika Skvortsova, «la información oficial registra 47 víctimas. Siete personas murieron instantáneamente, y una mientras la transportaban hacia el hospital».
De los 39 heridos llevados al hospital, «dos murieron y seis están en condición crítica», agregó Skvortsova en conferencia de prensa.
Apenas una hora después del estallido, la fiscalía de la antigua capital imperial rusa inició una investigación y todas las estaciones del subte fueron clausuradas hasta nuevo aviso. Diez minutos después de la clausura, toda la red estaba vacía de pasajeros.
El servicio de prensa del ferrocarril metropolitano informó que después de la explosión fueron cerradas siete estaciones del subte, que son, según un comunicado: Park Pobedy, Elektrosila, Moskovskiye Vorota, Frunzenskaya, Tekhnologichesky Institut, Sennaya Ploshchad y Gostiny Dvor.
Poco después, otro artefacto que no alcanzó a explotar fue encontrado en la estación de Ploshchad Vosstaniya, también céntrica y perteneciente a la línea 3 de ferrocarril subterráneo.
Ambas estaciones (Sennaya Ploschadel y Ploshchad Vosstaniya) se encuentran en el núcleo y centro neurálgico de la enorme telaraña que dibujan las 5 líneas del metro de la ciudad.
La explosión y el hallazgo dispararon las alertas y en el aeropuerto de Pulkovo (de San Petersburgo) se reforzaron las medidas de prevención, medida que también fue implementada por el metro de Moscú, donde se están imponiendo medidas extra de seguridad.
Previamente se habían recibido informes sobre bultos y artefactos no identificados, pero los registros no habían dado resultado positivo en ningún caso.
El senador ruso y presidente adjunto del Comité para la Defensa y Seguridad de la Cámara Alta, Frants Klintsevich, dijo estar «absolutamente convencido» de que Rusia responderá «categóricamente» a lo ocurrido, tras interpretar que las explosiones «indudablemente son atentados terroristas» y lamentar que ocurrieran pese a todas las medidas de precaución tomadas.
El atentado derramó una ola de dolor por todo el país. En Moscú, la casa de San Petersburgo está recibiendo flores y velas.
Rosas y claveles rojos han sido depositados al frente de la dependencia, en la calle Spiridonovka del centro de la capital de Rusia.
La embajada de Estados Unidos en Rusia expresó sus condolencias a las familias de las víctimas.
«Conmocionados y entristecidos por las explosiones en St. Petersburgo y los muertos y heridos que provocaron. Nuestros corazones están con las víctimas y sus familiares», manifestó la sede diplomática en un mensaje en la red Twitter.
La jefa de la diplomacia europea, Federica Mogherini, también por Twitter, indicó que junto a todos los ministros de relaciones exteriores de Europa tenían «sus pensamientos puestos en todo el pueblo de Rusia».
Se sumó también el Secretario General del Consejo de Europa, Thorbjorn Jagland, utilizando el mismo medio de comunicación social, donde se expresó «conmocionado y entristecido por las fatales explosiones en San Petersburgo».
En igual sentido, el Secretario General de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), Lamberto Zannier, consideró que las noticias sobre las explosiones en el subte de San Petersburgo eran «noticias horribles», y envió sus condolencias a los deudos.
El ministro británico de Relaciones Exteriores, Boris Johnson, se mostró «horrorizado» por el ataque y envió su solidaridad a las víctimas, en un mensaje en la red social Twitter.
El secretario General de la OTAN, por su parte, condenó también el ataque y envió «la más profunda condolencia a los afectados por la explosión del metro, sus seres queridos y el pueblo ruso», también en un mensaje de Twitter.
El gobierno alemán, en tanto, expresó su «profunda conmoción» por «las terribles noticias» que llegan de San Petersburgo, a través del ministro de relaciones exteriores alemán, Sigmar Gabriel, quien subrayó que muchos indicios parecen indicar que se trata de un «pérfido atentado contra personas inocentes en su rutina diaria».