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sábado, noviembre 23, 2024

La pancarta ha fracasado, la derecha sigue gobernando. Entrevista a Francisco Carbonero, secretario general de CCOO Andalucia

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El 2 de diciembre de 2004 cogió las riendas de Comisiones Obreras en Andalucía. A Francisco Carbonero (Villanueva de Córdoba, 1958) le quedan justo dos meses como secretario general. «Creo que CCOO me ha hecho una persona distinta», reflexiona. En su despacho, recibe a  eldiario.es/andalucia para hacer balance («positivo») de este tiempo.

Mucho han cambiado las cosas desde su llegada a la Secretaría General hace algo más de doce años.  Se habla de maquinas que cotizan, de jornadas de 15 horas, de renta básica en lugar de subsidio de desempleo … ¿Están perdidos los sindicatos en estos nuevos tiempos?

El mundo del trabajo ha ido mutando permanentemente, y ha habido momentos en que los cambios han sido muy vertiginosos. Creo que estamos en uno de esos momentos históricos, pero el sindicato, cuyo objetivo fundamental es estar arraigado en la empresa, está experimentando también nuevas fórmulas para atender a las nuevas formas de trabajo, fundamentalmente autónomo, con las que es muy difícil contactar como sindicato.

¿Como por ejemplo?

Pues como plataformas que, de la misma maneera que se utilizan para desarrollar una actividad económica, nosostros las estamos desarrollando para poder atender los problemas que se generan en las nuevas formas de trabajo individual, cómo negociar sus condiciones laboraes, sus contratos como autónomos aunque en realidad sean trabajadores dependientes, etc. Creemos que ahí está la mayor precariedad, y el mayor déficit del empleo, y eso requiere un cambio de mentalidad. Por eso, para afrontar ese futuro, son necesarias personas más jóvenes, porque su concepción de lo que está sucediendo es distinta, y lo sufren y lo viven de forma diferente.

¿Cómo prevé defender el sindicato, por ejemplo, a un conductor de un taxi y a otro de Uberen en esos nuevos escenarios?

Evidentemente es complejo, pero nuestro problema no es el tipo de actividad económica, sino en qué condiciones están las personas que desarrollan su empleo en esa actividad. Nosotros no entramos en la confrontación del modelo, o de empresas contra empresas. Lo que buscamos es cómo los trabajadores de un sitio y de otro tienen unas condiciones laborales decentes. No hay incompatibilidad. De hecho, y a diferencia de otros sindicatos, no agrupamos a trabajadores autónomos que tengan otros trabajadores a su cargo. No hemos organizado ni a trabajadores autónomos del campo ni a ningún otro colectivo de autónomos, o de alguien que tenga trabajadores por cuenta ajena.

¿Cuál es su responsabilidad en la pérdida de derechos de los trabajadores en estos últimos años?

Nosotros no hemos devaluado derechos a través de la negociación colectiva, sino que ha sido la legislación del Congreso de los Diputados. Ahí está la batalla pendiente para recuperar algo fundamental, que es la mejora de los salarios para garantizar poder adquisitivo y fortalecer el sistema público de pensiones, algo absolutamente imprescindible. Así como la prevalencia del convenio colectivo sectorial frente al de la empresa. Y se ha generado una consecuencia añadida al descuelgue de los convenios sectoriales, la competencia desleal entre las empresas.

Felipe Alcaraz, exlíder del Partido Comunista, vino a decir el otro día que las mareas le han ganado el pulso a los sindicatos. ¿No refleja un deterioro enorme de la imagen de la vida sindical en nuestro país?

Mire, el 24 de abril vamos a celebrar el 40 aniversario de la legalización de CCOO. Con la huelga general de 1985, pusimos los parámetros de lo que se iría consiguiendo.Hemos influido para que haya pensiones no contributivas, hemos sido palanca de cambio en la sanidad pública y en la educación, hemos llevado al Congreso y al Parlamento andaluz una iniciativa sobre renta básica, etc. ¿Cuál es la diferencia? Los partidos quieren una instrumentalización del movimiento sindical. Nosotros tuvimos una confrontación interna tremenda en CCOO por la autonomía y la independencia. Por algún partido se pretendía que nosotros fuéramos su correa de transmisión. Afortunadamente eso lo logramos, y ganó lo que muchos pensábamos en cuanto a que la independencia era el factor de aglutinamiento de la diversidad y pluralidad del mundo del trabajo. De no haber sido así, hubiéramos terminado como algunos partidos, prácticamente desaparecidos.

¿Qué papel juega entonces el sindicato ante estos movimientos sociales?

Nosotros no estamos en contra de las mareas, de hecho participamos en ellas. Pero el manto de la marea no puede ser una cuestión que tape nuestras señas de identidad, a las que no vamos a renunciar nunca. No vamos a esconder nunca las banderas de Comisiones Obreras. ¡No renunciamos en la dictadura! El sindicato es un elemento expansivo, y eso molesta, porque parece que nosotros queremos patrimonializar. Nosotros no nos movilizamos contra el mundo mundial, porque el fin del sindicato no es la movilización, sino llegar a acuerdos.

¿Cuál ha sido su déficit entonces en estos años de crisis?

Que hemos cerrado menos acuerdos de los deseados, y que hemos hecho más pancartas. Y la pancarta ha fracasado y no ha conseguido éxitos, porque la derecha sigue gobernando en este país como consecuencia de la incapacidad de la izquierda para presentar una alternativa seria. Cada uno tendrá su parte de responsabilidad, pero desde luego nosotros hemos empujado mucho.

¿Como por ejemplo?

La última huelga general que le hicimos a Rajoy, que fue además en vísperas de unas elecciones autonómicas, evitó que la derecha gobernara en Andalucía. Estoy absolutamente convencido de ello. Esto lo tenía ganado la derecha. El problema es que aquellos que ganaron se olvidaron pronto de por qué ganaron. Sacamos aquel día casi nueve millones de personas a la calle. Sin embargo, el Telediario despachó la noticia con una ráfaga de 15 segundos, mientras que con cualquier otro movimiento por un malestar general hay desconexiones de 5-6 minutos. ¿Por qué ocurre eso? Porque nosotros somos los que le disputamos el reparto de la riqueza, y los que disputamos la plusvalía al capital.

Con el actual aumento de la desigualdad, ¿no cree que los sindicatos han fracasado en su propósito?

Ni los sindicatos ni nadie, porque si no no estaría gobernando Rajoy. Pero si no hubiera habido sindicatos, y si no hubiera estado CCOO, las condiciones en este país hubieran empeorado tremendamente más. Es verdad que nosotros no hemos parado eso porque las circunstancias no lo han permitido. Pero salir en una manifestación es hasta cómodo y gratificante, no es igual que presentarse a las elecciones sindicales en la tienda de la esquina con un contrato eventual. Y nosotros tenemos a casi 14.000 personas que son delegados en Andalucía. Esta es gente muy valiente. Hacer sindicalismo es hacer algo distinto que salir a manifestarte en la calle, y la reforma laboral ha instalado un miedo tremendo. El paro genera miedo en la gente. La gente acepta ahora donde antes no entraba. Tenemos muchas dificultades, pero la gente ha resistido afiliada al sindicato.

carbonero

¿Cómo valora los cambios previstos en el sindicato, tanto en Andalucía como en España?

Creo que van a suponer un revulsivo. Es necesario cambiar ahora, porque hay que reconocer que la economía está creciendo, los trabajadores van a ser más permeables para poder recuperar condiciones, en primer lugar, los salarios. Es el elemento que incita más a la pelea y a la lucha, y va a haber un impulso importante en ese sentido.

¿Qué opinión le merece la acción política actual?

Es cierto que la política ha tenido un deterioro tremendo, sufre falta de credibilidad, etc. Y y creo que sigue estando permanentemente en el rifirrafe más mediático y de buscar titulares fuertes, que un debate serio sobre qué cosas hacer. ¡No se habla de cómo resolver los problemas! Les supondría ‘arremangarse!

¿Cómo ha sido su relación con los políticos en general y con la Junta de Andalucía en particular?

He tenido una relación cordial con todos los partidos políticos. Con los gobiernos, dependiendo de la coyuntura, hay momentos en los que la cosa ha estado más tensa. En los últimos tiempos ha habido desencuentros importantes y los sigue habiendo, porque creemos que el Gobierno andaluz tiene que tener un ritmo mayor de gestión para desarrollar determinadas cuestiones que para nosotros son importantes. El acuerdo sobre industria que hemos firmado recientemente es papel mojado si después no se ejecuta.

¿Cree que el PSOE está en declive?

No solo el PSOE, yo creo que lo están el Gobierno y las oposiciones. El nivel de la política en Andalucía ha bajado y, por tanto, más responsabilidad tiene quien más tiene. Que el nivel ha bajado, sin ninguna duda, incluso desde el punto de vista de las interlocuciones y de las alternativas propuestas. La política está como en un combate de esgrima, a ver quién toca a quién, pero se trabaja poco sobre el debate ideológico de fondo y de propuestas para los ciudadanos.

¿Su crítica es tanto para la oposición de siempre como para la nueva?

Sí. Las alternativas que se construyen no son atractivas para los ciudadanos y, especialmente, para los trabajadores. Se puede conformar y compartir los titulares, pero luego está la letra pequeña, y aquí hay pocos que escriban la letra pequeña. No le echemos la culpa al pueblo de que somos tontos. Y yo aseguro que nunca he votado a Rajoy ni le voy a votar, pero si ha ganado es porque los que pensamos de forma distinta igual no hemos hecho las cosas bien para hacerlas atractivas, para que la gente nos vote, ¿no? Aquí siempre se le echa la culpa al contrario.

¿Hay alternativa al socialismo en Andalucía?

El Gobierno andaluz se ha equivocado muchas veces, y ha cometido grandes torpezas a la hora de gestionar. Con la gestión sanitaria, con la educación, con cosas de las que les hemos ido advirtiendo. Pero cuando la oposición no es hacer una propuesta sino decir que la sanidad pública andaluza tiene problemas y el PP está recortando todas las posibilidades de financiación pues mire usted… Unos lo hacen mal, pero usted tampoco es creíble, porque es el principal factor de la ruina de esto. Estamos en un trantrán que no nos lleva a ninguna parte y Andalucía necesita salir con fuerza de esto.

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¿Qué responsabilidad ha tenido el sindicato para que Andalucía siga teniendo los niveles de renta más bajos del país y los niveles de paro más altos?

Nosotros hemos pretendido influir y en algunas cosas lo hemos conseguido. Hemos cerrado acuerdos, unos se han cumplido y otros no. Tampoco somos los que tenemos la acción de gobierno para hacer cumplirlos. Igual Andalucía en los últimos 15 años ha podido retroceder en cosa,s pero los avances fueron en su momento importantísimos. Tenemos un problema en la economía, que viene arrastrado por la rémora de la que partíamos, por la incapacidad de los gobiernos y porque tenemos un capital absolutamente perezoso, que solo piensa en el rentismo y, cuando ha llegado el momento, en la especulación. Y sigue el capital agazapado. Si no hay una inversión pública que tire un poquito de la economía, esto no va a tirar. Y no se puede vivir solamente con el turismo, o con la estacionalidad de la agricultura. Nuestro PIB industrial está ya bajo mínimos.

¿Algún hecho en concreto de gestión que haya echado en falta por parte de la Junta?

Aquí hubo un gran error de cálculo, el localismo provinciano, que nos ha dejado como la única comunidad autónoma que no tiene entidad financiera potente que arraigar en el territorio y poder tirar en la inversión productiva, que es imprescindible. Si algún error gordo se le puede achacar al PSOE fue no haber forzado que hubiera una gran entidad como consecuencia de la fusión de las cajas andaluzas, saneada, bien gestionada, que fuera un motor de desarrollo económico.

¿Con qué se queda de su paso como secretario general y qué significa para usted Comisiones Obreras?

Para mí Comisiones Obreras prácticamente ha sido a lo que le he dedicado mi vida. Ahora tendré que desintoxicarme un poco. Ha sido una ocupación de casi 24 horas. Eso te marca la vida tremendamente. Creo que CCOO me ha hecho una persona distinta y me ha permitido aprender muchísimas cosas. Yo le he podido dar el sacrificio de mi familia, de la gente más cercana, pero evidentemente estoy muy agradecido al sindicato por lo que me ha aportado a mí como persona. Me considero una persona querida en mi organización. No me voy a ir de CCOO pero me llevo muchísimos amigos y creo que en la hoja de servicios hemos logrado cosas importantes.

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