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sábado, diciembre 21, 2024

En el primer debate, los presidenciales franceses apuntaron contra el favorito

Los candidatos presidenciales con más chances se enfrentaron este lunes en un primer cara a cara televisado, a sólo un mes de las elecciones, y, pese a sus marcadas diferencias, tanto la derecha como la izquierda coincidió en atacar con más fuerza al favorito de los sondeos para el balotaje, el liberal independiente Emmanuel Macron.

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El ex primer ministro conservador, Francois Fillon; el hombre que divide el oficialismo socialista, Benoit Hamon; la líder nacionalista, Marine Le Pen; y las esperanzas de la izquierda, Jean-Luc Mélenchon, se turnaron a lo largo de las tres horas que duró el debate para dar a entender que Macron es el hombre de «los lobbys empresariales» y el «candidato del dinero».

«Hay una puerta giratoria: se forman en las grandes escuelas para ser funcionarios. Se convierten en funcionarios y después en banqueros», lanzó, siempre punzante, Le Pen, lla lider del partido Frente Nacional.

Rápidamente Macron recogió el guante e intervino: «Esta también es para mi. Estoy contento por todas y todos.

Le Pen, con una sonrisa, redobló la apuesta: «No lo tome a título personal. Hay un problema grave cuando, en la política, los responsables toman decisiones que benefician a tal o cual empresa».

Un poco antes, Hamon había desafiado a Macron a decir públicamente si había empresarios y ejecutivos de las grandes industrias entre sus donantes de campaña y, muy elegantemente, el favorito para quedarse con la Presidencia en el balotaje de mayo próximo se negó, según el diario Le Monde.

Por su parte, Fillon también cuestionó su posicionamiento como candidato independiente.

«Esa es la política de Macron, un poco a la izquierda, un poco a la derecha», sentenció el candidato conservador, que hasta hace unas semanas era el favorito indiscutido en las encuestas, hasta que la prensa comenzó a revelar una serie de acusaciones de corrupción y tráfico de influencias, que no sólo le podrían costar sus chances electorales, sino que ya le valieron una imputación judicial.

Las tres horas de debate, que tuvieron varios intervalos se dividieron en tres grandes preguntas: «¿Qué modelo de sociedad?», «¿Qué modelo económico?», y «¿Qué lugar para Francia en el mundo?»

El canal TF1 que organizó y difundió el debate a cinco bandas, una novedad absoluta en Francia, eligió convocar a los cinco candidatos que encabezan a los sondeos y dejó afuera a los otros seis dirigentes que se presentan en las elecciones del 23 de abril próximo.

Más allá de los cruces y las chicanas, los candidatos buscaron marcar sus diferencias y definir de la manera más concreta su perfil electoral y su programa de gobierno.

Macron evitó atacar las grandes victorias de la derecha -la negociación salarial por empresas- y la izquierda -las 35 horas semanales de trabajo-, pero fue claro al reclamar más libre mercado.

«Crearemos empleo dándole libertad a las empresas», prometió el hombre que, como ministro de Economía, terminó de marcar el giro liberal del actual gobierno socialista de Francois Hollande.

Fillon, por su parte, se presentó como la mejor alternativa ante el crecimiento de la extrema derecha y advirtió que «el verdadero asesino serial del poder de compra de los franceses es Marine Le Pen con la (propuesta de una) salida del euro».

Además dejó en claro, una y otra vez, que es el verdadero candidato conservador de estas elecciones al prometer no sólo más libre mercado, sino el fin de las 35 horas semanales y menos inmigración.

Le Pen, en cambio, logró una vez más hacer un difícil equilibrio entre un discurso crítico a las políticas liberales que «aumentan las desigualdades» -un punto que comparte con la izquierda- y sus reclamos xenófobos de reducir dramáticamente la inmigración y vigilar a los ciudadanos musulmanes.

Pese al clima enrarecido que dominó esta campaña tras la lluvia de denuncias de corrupción contra dos de los favoritos, Fillon y Le Pen, el tema pasó casi inadvertido en los discursos de los candidatos, excepto por el líder de la izquierda, Mélenchon.

«Admiro su modestia de gacelas cuando dicen que la campaña estuvo contaminada por los asuntos de algunos de nosotros. No hay más que dos personas involucradas -Fillon y Le Pen-, los otros tres no tenemos nada que ver con eso. Por eso, les agradezco si nos nos ponen a todos en la misma bolsa», sentenció el ex dirigente socialista que abandonó esa fuerza cuando consideró que estaba virando a la derecha liberal.

Ninguno de los cinco sorprendió con alguna propuesta nueva; sin embargo, a casi un mes de la primera vuelta presidencial, quedaron bien demarcadas cada una de las candidaturas.

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