La derrota en la votación por la convalidación del decreto de la estiba ha despertado al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Hasta el momento, el Ejecutivo con ayuda del Grupo Popular en el Congreso había conseguido que esta fuera la legislatura del letargo. La actividad legislativa está prácticamente dormida gracias a las dilaciones y trabas provocadas por la creación de comisiones y la puesta en marcha de iniciativas legislativas varias veces enmendadas que se quedan en el limbo de la Cámara.
El pacto de investidura entre el Partido Popular y Ciudadanos no evitó que el Gobierno se haya llevado una serie de varapalos en el Congreso como la paralización de la aplicación de la Lomce, a propuesta del PSOE, o la iniciativa del PNV para revocar de la reforma de la Ley del Tribunal Constitucional para suspender a los cargos públicas que incumplan sus sentencias.
Aunque no ha sido hasta el batacazo por el decreto de la estiba cuando se ha visto la mayor debilidad del Ejecutivo Rajoy. Fuentes del PP trataron de minimizar el impacto de la derrota y negaron que transmita una sensación de debilidad a Europa donde Mariano Rajoy quiere mantener su imagen de estabilidad en un momento en el que el Brexit y los populismos agitan la incertidumbre.
Sin embargo, los movimientos de los diputados populares y los miembros del Gobierno para convencer a los parlamentarios de la oposición que votaran a favor del decreto demuestran su importancia para el Gobierno Rajoy.
La ministra de Empleo, Fátima Báñez, trató de convencer a Mónica Oltra, coportavoz de Compromís, para que convenciera a sus diputados en la Cámara baja para votar en consonancia con el Gobierno. Fuentes de Compromís añadieron que el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, se mostró muy comprensivo con la postura de esta formación política en una reunión sobre Presupuestos días antes de la votación.
El portavoz del PdeCat, Francesc Homs, explicó que también ellos había sufrido la presión por parte del Gobierno para que apoyaran el decreto. «Somos unos apestados salvo cuando se ven en apuros. Entonces nos vienen detrás con todo tipo de presiones políticas. Hasta ayer por la noche intentaron cambiar nuestro voto», ha dicho el político catalán.
Quiebra de confianza con Ciudadanos
Lo que queda aún más tocado es el pacto entre Ciudadanos y el Partido Popular. La desconfianza ha crecido, especialmente, entre los miembros del Gobierno. «Ciudadanos ha demostrado que no tienen palabra. ¿Quién nos asegura que no van a cambiar también su posición la misma mañana que vayamos a votar los presupuestos?», se quejaba un diputado del PP.
Fuentes populares aseguran que «no es el peor momento» con Ciudadanos pero que sí hay una quiebra de confianza de cara a los presupuestos, verdadera prueba de fuego para el Gobierno Rajoy. Tras el acuerdo entre la formación de Albert Rivera, PSOE y Podemos para poner en marcha la comisión de investigación sobre la financiación del PP la relación entre Ciudadanos y el Gobierno ha ido a peor. Los populares ya han renombrado a ese pacto como «la foto del rencor».
La estrategia del Gobierno pasa ahora por ganar tiempo. Fuentes del Ejecutivo aseguran que en el Consejo de Ministros de la próxima semana se volverá a abordar el decreto de la estiba. Eso significa que a partir de su aprobación ese viernes, el Gobierno contará con otros 30 días para tratar de negociar con los partidos su aprobación en el Congreso.
Hasta entonces el PP mantendrá que la negativa de los grupos parlamentarios nos cuesta a los españoles 134.000 euros diarios por la multa que nos ha impuesto la Comisión Europea. El PSOE se defiende recordando que el Gobierno podría haber aprobado un decreto en 2015 cuando tenía mayoría absoluta pero que se negó a hacerlo «por las elecciones municipales, autonómicas y generales».