Susana Díaz aún no ha anunciado su intención de presentarse a las primarias para la secretaría general, pero en el PSOE dan por hecho que lo hará y sus partidarios, que ganará. La presidenta andaluza está en plena campaña, con actos públicos y continuos contactos privados con dirigentes socialistas a quienes sondea sobre apoyos y también estrategia. El debate que surge entre sus afines es qué debe hacer si es secretaria general: ¿dedicarse a Ferraz al 100% o mantenerse al frente de la Junta?
En el entorno de la presidenta andaluza dan por hecho que se quedará en el gobierno si es elegida secretaria general, aunque insisten en que es todavía pronto para hablar de «hipótesis», porque ella ni siquiera ha dado el paso de anunciar su candidatura. Algunos dirigentes creen que lo hará pronto -en el plazo de un mes- mientras que otros le recomiendan que mida sus tiempos y apure al máximo (hasta que el Comité Federal convoque formalmente el congreso de junio).
No obstante, fuentes próximas a Díaz aseguran que «si finalmente se presenta es con el convencimiento de seguir siendo presidenta». Así se lo ha trasladado también a algunos dirigentes con los que ha abordado este asunto en las últimas fechas.
Díaz ya dijo en noviembre que es compatible presidir la Junta y dirigir el PSOE«anteponiendo los intereses de la gente». Fue un paso más en su camino hacia Ferraz. Poco antes de aquella declaración, se limitaba a decir que estaba «centrada en Andalucía».
Ese es un mensaje que aún repite ante las críticas que recibe de la oposición por estar pensando más en la batalla interna que en la Junta, según le reprochan. Esa campaña se agudizará una vez se decida a dar un paso al frente, y así lo temen en su equipo.
Ciudadanos, que permite su gobierno, sostiene que no tiene problema en que Díaz lidere el PSOE a la vez que la Junta. Así lo ha manifestado por última vez su líder regional, Juan Marín, en una entrevista en El Español. No obstante, la advertencia que lanza el partido de Albert Rivera es que su pacto es con Díaz y que «habría que comenzar desde cero» si deja la Junta en manos de otro socialista.
Díaz cuenta con el apoyo de destacados dirigentes del PSOE que la animan a compaginar los dos cargos. Alfredo Pérez Rubalcaba lo defendió recientemente: « El presidente del Gobierno de España es el presidente del Partido Popular. Cuando era presidente del Gobierno, Zapatero era secretario general del PSOE. Quien puede lo grande puede lo pequeño». Es un argumento que repiten los socialistas que la apoyan.
¿Hasta cuándo?
Lo que reconocen en el entorno de Díaz es su duda sobre cuánto tiempo podría compaginar ambos cargos, pero recalcan que sin elecciones generales inmediatas no tendría por qué abandonarla con prisa.
Dejar el gobierno andaluz conlleva varios problemas para Díaz. Uno de ellos es abrir la guerra sucesoria en Andalucía. En el PSOE ya miran a los posibles sucesores. Una de las ideas es dejar la Junta al actual vicepresidente, Juan Manuel Barrios, y que el partido quede en manos de Jaén (Paco Reyes). Plantea, por tanto, una bicefalia que en el PSOE no es la normal, aunque en las últimas fechas va ganando adeptos.
«Un líder tiene que arriesgar»
Además, Díaz perdería una importante plataforma de poder y visibilidad. Actualmente gestiona más de 32.000 millones de euros. Esa es una de las principales preocupaciones de Díaz, que cambiaría el gobierno por liderar la oposición sin presencia siquiera en el Congreso de los Diputados. Tendría la baza de ser designada senadora por el Parlamento andaluz, pero tendría que buscar un portavoz que fuera el gran rival de Mariano Rajoy en los grandes debates, como el del estado de la nación.
Otra de las conflictos que se le abrirían a Díaz es su autorización a la hora de defender sus políticas. Iría a determinados foros como voz de Andalucía para defender los intereses generales de la comunidad, pero al tiempo sería la líder de la oposición por lo que podría tener un choque de legitimidades.
Frente a quienes dejan claro que puede compatibilizar los dos cargos, hay dirigentes que creen que Díaz debería abandonar la Junta si es elegida secretaria general. Algunos le han recomendado que no tiene que tener prisa, pero que cuenta con la ventaja de que sería elegida en junio y tendría el verano para preparar el relevo sin contratiempos. «Un líder tiene que arriesgar», reflexiona un exministro socialista.