La información que nuestras células y organismo tienen para realizar todas sus actividades determinan nuestro estado de salud. ¿De dónde procede esta información? ¿Nuestra consciencia, el medio ambiente en el que vivimos y que generamos influyen y modifican esta información? ¿Podemos recuperar la información original que permite que nuestro ser ejerza de una forma óptima todas sus funciones?
Las investigaciones para dar respuesta a estas preguntas, llevadas a cabo durante más de 100 años, por científicos como el alemán Profesor y doctor Günter Enderlein, zoólogo, algólogo y entomólogo (formulador de la teoría del Pleomorfismo o transformación de los Microorganismos y del origen de las enfermedades), y Ekkehard Scheller, discípulo de Günter Enderlain, médico naturista alemán, experto en microscopia de campo oscuro y tecnología de radiónica cuántica, han sentado las bases de una salud revolucionaria que nos permite comunicarnos con el consciente celular, pudiendo determinar si esta información es correcta o no, y en el caso de que no lo sea, permitir comunicar la información original a las células para que puedan recuperar la salud.
Entre los descubrimientos capitales de todas estas investigaciones, sin duda el más importante para comprender como se lleva a cabo este proceso de comunicación celular es el descubrimiento de los Simbiontes. Los Simbiontes, denominados así por Günter Enderlein, son minúsculos gérmenes de vida, una manifestación material en micro escala de la energía vital, cuya función es establecer el orden en las células.
Todo lo que existe está impulsado por la energía vital que establece el orden del Cosmos. El Universo en el que existimos está inmerso en esta energía vital que se ha llamado de distintas maneras: Chi, Prana, Od, Éter. Esta energía contiene el conocimiento e información necesarios para el equilibrio de la Existencia. Según como integremos la expresión e información de esta energía en nuestra Ser, así es nuestra salud.
Esta energía vital se expresa en distintas fases. En su fase etérica o invisible se manifiesta como pura energía. En una fase intermedia y visible se expresa como fotones de luz y en su fase material o visible como Simbiontes. Por eso se definen también los Simbiontes como partículas básicas de energía vital, material, de información de nuestro organismo. Estos reciben la información de los fotones de luz, que les transmiten cómo debe funcionar correctamente nuestro organismo en conexión con la energía vital, reparando en nuestras células todo aquello necesario para su funcionamiento óptimo.
Fritz Albert Pop, científico alemán con el mayor laboratorio especializado en Fotones de luz de Europa, explica que la capacidad de almacenamiento de un fotón de luz equivale a la capacidad de memoria de 2 cerebros humanos. Estos fotones comunican a los Simbiontes como debe existir nuestro organismo en armonía con la energía universal, de esta forma realizan una simbiosis continua manteniendo el estado de salud.
Nuestra consciencia y medio ambiente afectan positivamente o negativamente a los Simbiontes. En un estado de conexión y armonía con la Energía Vital los Simbiontes mantienen la información adecuada, pero si el medio ambiente y la consciencia no son los adecuados, estos Simbiontes pueden dejar de realizar sus funciones correctamente y acabar transformándose en factores nocivos para nuestro organismo.
El conocimiento de los Simbiontes y su papel esencial en nuestro bienestar son la base de esta nueva medicina del siglo XXI o medicina de la información.
¿Cuáles son los factores y circunstancias que ocasionan que los Simbiontes pierdan su función original?
Hábitos de vida y estados de consciencia en desequilibrio con el Cosmos generan ámbitos que no están en armonía con la energía universal. ¿Qué información estamos dando a nuestro organismo constantemente? La polución y contaminación en nuestro entorno, del aire, del agua de los ríos y mares, una mala alimentación con alimentos industrializados que han perdido su naturaleza, el consumo de sustancias tóxicas, el estrés y pensamientos negativos bombardean continuamente nuestros simbiontes, afectándoles negativamente.
El resultado de todas estas influencias negativas hace que nuestro organismo, nuestra sangre se transforme de un ámbito alcalino, equilibrado, con millones de Simbiontes a un ámbito ácido (acidosis) y enfermo, carente de Simbiontes.
Los Simbiontes sin la información correcta, dejan de realizar su función, se individualizan tratando de sobrevivir por sí mismos y se transforman en patógenos, parásitos, agentes dañinos para nuestro organismo como bacterias nocivas, creciendo, reproduciéndose, y dañando nuestra sangre; emitiendo toxinas, generando mayor acidez, envenenándonos gradualmente e infectando cada vez más glóbulos. Los Simbiontes transformados en agentes nocivos se organizan formando grandes Nidos de hongos o bacterias, llamados Nidos de Cándidas, que pueden acabar poblando todo nuestro cuerpo.
La medicina convencional no reconoce la existencia de los Simbiontes, considerándolos residuos de la sangre (y argumentando que la sangre es estéril). Al no reconocer el protagonismo esencial de estos gérmenes de vida en nuestra salud, muchos tratamientos a los problemas generados por este proceso de transformación se centran en síntomas y consecuencias. Es decir, en el proceso de enfermedad más que en una solución enfocada en un estado de salud original. Estos tratamientos suelen contener química que trata las consecuencias físicas y no proporcionan una solución holística que vaya al origen de la enfermedad. Cuando los nidos de cándidas se ven atacados por los tratamientos ácidos tienen la capacidad de acceder a un espectro de la sangre donde se CAMUFLAN y operan de una forma Oculta. Este fenómeno, descubierto por Ekkehard Scheller, se denomina Candidalismo. Todos los agentes contaminantes que entran en contacto con nuestro organismo, como el mercurio y otros metales pesados, son atrapados por estos nidos de cándidas ayudándoles a generar el ámbito ácido idóneo para su existencia. Y propiciando el origen de muchas otras enfermedades. Un analítica tradicional no detecta este fenómeno.
Sin embargo, Günter Enderlein y los trabajos posteriores de Ekkehard Scheller, permiten reconocer los nidos de “Cándidas Camufladas” y el estado de los Simbiontes en nuestro organismo a través del uso del “Microscopio de Campo Oscuro” y la tecnología de “Radiónica” cuántica. El microscopio de campo oscuro permite ver una gota de sangre viva aumentada 2600 veces, observando su estado, para determinar si es una sangre rica en Simbiontes y llena de vitalidad o si es una sangre enferma, infectada de nidos de cándidas y afectada por otros factores negativos.
Sin embargo, el microscopio de campo oscuro no es suficiente para diagnosticar al 100%. A través de la Radiónica, Ekkehard Scheller y su equipo médico escanean toda la información del campo energético del ser en una gota de sangre, pudiendo determinar cientos de cargas negativas que pueden haber en el cuerpo: Cándidas Camufladas, Metales Pesados, Píloris, Borrelias…. etcétera.
Una vez detectadas las cargas negativas que hay en el organismo es posible proporcionar la información correcta a las células, a los Simbiontes para que recuperen su función original, cargando información radiónicamente en una solución salina llamada Infopatía (en forma de códigos numéricos, matemáticos, lingüísticos, reconocidos y desarrollados durante casi 30 años de investigación). Esta solución se toma en gotas y al entrar en el cuerpo proporciona la información que las células necesitan para volver a su estado original de salud. Los agentes patógenos transformados en nidos de cándidas se disuelven y se transforman de nuevo en beneficiosos Simbiontes. Este proceso ayuda a eliminar también las toxinas, contaminantes, metales pesados acumulados en el cuerpo gracias al uso de un quelante muy poderoso como la zeolita, que ayuda a expulsarlos.
La Salud de la Información permite al ser humano comprender los procesos de comunicación con el consciente de las células, los Simbiontes y a tomar consciencia de su papel protagonista en ese proceso.
¿Qué información queremos dar a nuestro consciente? De ello depende nuestra salud.
Carmen Barbero: Directora Salud Celular.