Hace poco llegó la noticia de un camión conducido por un palestino que arremetió contra soldados israelíes en las afueras de Jerusalén Este: a las 14.00 horas de hoy, fuentes diplomáticas han confirmado la muerte de cuatro personas y 15 heridos. El hombre, cuyo nombre acaba de darse a conocer como Sami al Kanbar, de Jabel el Mukhaber, parece haber dirigido el pesado transporte contra los jóvenes militares ni bien se bajó de un autobús. Los que lograron levantarse ilesos, empuñaron con prontitud sus armas y abrieron fuego, matando así al hombre al instante. No se hicieron esperar las primeras declaraciones de la diplomacia israelí a través de Twitter: “¿Cuándo entenderá el mundo que el problema es el odio palestino”? Ese fue el comentario acerca del incidente, del portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores israelí, Emmanuel Nahshon.
Es bueno recordar que en los últimos meses Israel ha demostrado estar cada vez más urgido en confrontar a activistas y periodistas, violando su privacidad a través del continuo bloqueo de sus perfiles en las redes sociales e incursionando durante las noches en sus habitaciones, utilizando la detención administrativa como cobertura al creciente número de niños secuestrados de sus familias, a quienes también se les niega el apoyo legal. Los ataques armados a los campamentos de refugiados en muchas áreas, apoyados por el consentimiento tácito de la ANP, no facilitan el trabajo diplomático y humanitario.
La Asociación para los Derechos Humanos, Human Rights Watch, declara públicamente la ilegalidad de los actos de la policía israelí contra el pueblo palestino, declarándolos comportamientos no admitidos de autodefensa, como nos quieren hacer creer. Desde octubre de 2016 hasta la fecha se han denunciado también 150 casos en los que han perdido la vida niños y adultos palestinos en uno de los territorios ocupados de Cisjordania.