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lunes, noviembre 18, 2024

Aznar rompe con Rajoy para poder criticarle sin tapujos

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José María Aznar, el hombre que escogió a dedo a Mariano Rajoy para sucederle y que le abroncaba en público cada vez que tomaba una decisión que no le parecía conveniente, ya no es presidente de honor del PP. El responsable de FAES renunciaba al cargo mediante una carta y una llamada telefónica y comunicaba que a partir de ahora pasa a ser un militante más.

Poco después de que se conociera la noticia, el presidente del Gobierno, que se encontraba en Nueva York para presidir el Consejo de Seguridad de la ONU, se limitó a leer una declaración y no aceptó preguntas de los periodistas. Poco después, fuentes de su equipo explicaban que Rajoy había acogido la decisión con tranquilidad y naturalidad.

«Querido Presidente, querido Mariano» dice el encabezamiento de la carta, la única parte manuscrita junto a la despedida de «Feliz Navidad y Año Nuevo, un fuerte abrazo». Ya en la primera línea Aznar deja claro el motivo de su carta: «Quiero comunicarte, por medio de estas líneas, mi decisión de renunciar a la presidencia de honor del PP».

El resto de párrafos justifican la decisión como una consecuencia lógica del divorcio formal entre el partido y la FAES, un movimiento que siguió a la renuncia de las subvenciones que la fundación venía recibiendo desde hace años y cuyas cantidades habían menguado un 30% desde 2012 a causa de los recortes del Gobierno.

Entre la gran cantidad de críticas que más o menos veladamente ha despachado contra el PP de Rajoy, una de las que más daño hizo fue la previa a la última conferencia política de los conservadores. «¿Dónde está el PP?», se preguntó en un comunicado en el que llamaba la atención sobre la continua mengua de resultados del partido en las sucesivas citas electorales.

La ‘limpia’ del congreso de Valencia

La relación entre ambos empezó a resentirse casi desde el mismo momento en que Rajoy se estrenó como líder de la oposición ante la victoria de José Luis Rodríguez Zapatero el 14 de marzo de 2004. Rodeado aún de exministros de Aznar que formaron parte de su equipo como Eduardo Zaplana y Ángel Acebes, Rajoy no logró desembarazarse de ellos hasta el congreso de 2008, cuando encomendó la gestión del partido a María Dolores de Cospedal.

Por el camino, se fueron cayendo los representantes del ala más dura, con bajas como las de Alejo Vidal Quadras, María San Gil o, más reciente, del que fuera portavoz en Bruselas, Jaime Mayor Oreja.

Desde entonces, en el PP se vivía con temor cada aparición de Aznar en un acto público y cada publicación de un documento de FAES. Los gestos, la frialdad de cada saludo o las numerosas indirectas de Aznar casi nunca fueron contestados por Rajoy, pese al malestar que provocaba entre los suyos. La llegada del líder del PP a La Moncloa no cortó las críticas de su antecesor, que siguió prodigándose contra él siempre que le pareció oportuno.

«Yo a la gente le hablo a la cara, no con comunicados», fue una de las pocas respuestas duras del presidente del Gobierno, a propósito de la enésima crítica del exmandatario sobre la gestión territorial de Rajoy en Cataluña y el hecho de que se celebrara la consulta independentista. «Aznar dice lo que cree oportuno y yo hago lo que tengo que hacer. Ni coincido ni dejo de coincidir», contestó entonces en una entrevista en Antena 3″.

Privatización de la FAES

Con la separación completa entre el think tank y el partido, la dirección del PP que salga del congreso interno estudiará crear otra fundación, según reconocen los miembros de la cúpula de Génova. La intención de FAES es seguir interviniendo en el debate político y criticar al partido en los numerosos puntos en los que discrepa.

El enfado por lo mal que sentaron en el PP y en el Ejecutivo las críticas a la vicepresidenta del Gobierno vertidas en el documento «Para firmas, las del Tinell» indignó en FAES. Alguno de sus miembros se quejó de que el PP les quisiera «callados». «No quieren que digamos nada. No se pueden comentar las declaraciones de esta señora (por la vicepresidenta). A Rajoy se le da hasta en el cielo del paladar y no pasa nada».

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