En todos los espejos, -amigos míos-, existe cierta crueldad,
algún que otro gozo, y una semejanza ambigua, que nos
convierte en otro tipo de persona, brindándonos la ocasión,
de sentirnos reconciliados.
En su brillante y pulida superficie, se refleja, la vanidad,
el deseo y esas ganas de sentirnos juez mudo y ausente,
en posesión de la balanza inservible.
También podemos apreciar, alguna lágrima desechada,
y una sonrisa recién nacida.
¡Siempre suele desaparecer con premura, el vaho del
aliento, que acompaña nuestras palabras!!.