Mariano Rajoy se aferra a la garantía que le supone la posibilidad de marcar el teléfono de Javier Fernández para buscar la estabilidad que su Gobierno busca en el corto plazo. La complicidad entre el presidente del Gobierno y el de la gestora socialista ha permitido desbloquear la negociación sobre el límite de gasto, de cuya aprobación depende la posibilidad de poner en circulación el debate de presupuestos.
Rajoy tiene al otro lado de la línea telefónica a un líder que no le disputará la presidencia del Gobierno. En Moncloa saben que las cosas no serán tan sencillas después de que los socialistas lancen la carrera de Susana Díaz para la presidencia del Gobierno.
Ese es el motivo fundamental de una satisfacción que el presidente no oculta tras su entendimiento con el líder provisional del PSOE. En su apoyo al techo de gasto, los socialistas se han cobrado la contrapartida. Rajoy aceptó entregarles el éxito mediático de la subida del salario mínimo. Sin embargo, el entendimiento tiene aristas y no todo se da por hecho en ninguno de los dos bandos.
El PSOE ve con ojos críticos las maniobras del Gobierno para levantar los vetos que el Parlamento ha impuesto a sus leyes más características. En Ferraz han dibujado una línea roja sobre la Lomce. «Si levantan el veto de la Lomce, se juegan el pacto», asegura a eldiario.es uno de los principales cargos de la gestora socialista.
Dicho de otro modo, el PSOE está dispuesto a permitir que Rajoy avance varios pasos, facilitándole el trabajo para que saque los presupuestos con el apoyo del PNV. De cara al futuro, la gestora está conjurada para quitarse de encima cada una de las interpretaciones que les señalan como «socio necesario» del Gobierno del PP.
Con esta coyuntura, Rajoy asegura que «es imposible de pronosticar» la duración de su mandato. Si el PP saca los presupuestos, su Gobierno tiene muchas posibilidades de aguantar en el poder hasta 2018.
Fuentes del PSOE aseguran que los presupuestos «se aprobarán este año pero Rajoy tendrá que prorrogarlos cuando haya nuevo liderazgo». En ese escenario se plantearía una legislatura con dificultades para cumplir los cuatro años previstos por la ley.
Las encuestas señalan que ese panorama no es necesariamente negativo para los de Génova. Tampoco para el PSOE, que necesita tiempo para estabilizar un nuevo proyecto y asentar a un candidato, que todo indica será Susana Díaz.
La línea telefónica sigue abierta entre Mariano Rajoy y Javier Fernández. Por el momento las dos partes en conflicto se muestran satisfechas, mientras Podemos y Ciudadanos apenas tienen papel en el desarrollo de las principales políticas. Los protagonistas del bipartidismo mantienen la rivalidad pero ahora mismo es compatible con otra característica: la colaboración.