Cuanta luminosidad te brindó el día, al saber de tu nacimiento.
Jamás olvidaré el afortunado día que te conocí, entre lirios
claveles y rosas…
Tus ojos color caramelo, tus labios de granada en flor, el
semblante, sereno, limpio y dulce, demostrando deseo de
ser amada de verdad.
Siempre, estaré agradecido a tu madre, por haberte dado
la vida, pues desde ese preciso momento, logró añadir la
flor más hermosa al vergel del amor.
¡Para mi voluntad, eres puro sonido,Cuando estoy a tu lado,
me siento quijote con armadura de plata entre ilusiones
doradas!!.
Cuando por causa ajena a mi deseo, deba ausentarme
de esta vida, has de saber, que desde la otra, te seguiré
queriendo del mismo modo.