Izquierda Unida, como esta formación lleva a cabo desde la reforma exprés del artículo 135 de la Constitución pactada e impuesta por PP y PSOE en el verano de 2011, no participará mañana en los actos conmemorativos convocados en el Congreso por lo/as presidente/as de esta Cámara y del Senado.
Alberto Garzón, Coordinador federal de IU, considera que el actual texto constitucional “sigue siendo incumplido de forma reiterada por los poderes económicos y políticos” que, pese a su teórico apoyo, en la práctica “es utilizado de manera partidaria en beneficio propio por esos mismos partidos que se autodenominan ‘constitucionalistas’ a bombo y platillo”.
Para Garzón, “un año más, en este 38º aniversario de la Constitución hay poco que celebrar y mucho menos con quienes se parapetan en ella buscando imponer unas políticas que les vienen marcadas desde fuera. Buscan perpetuar que la mayoría social siga pagando las consecuencias de sus graves errores y de una larga crisis económica provocada por ellos, mientras que son otros los que seguimos sufriendo las consecuencias”.
El máximo responsable de IU denuncia “la hipocresía política de quienes celebrarán mañana la Constitución, la ensalzarán durante 24 horas mientras la convierten en papel mojado los 365 días del año. No les importa que utilizarla en beneficio de unos pocos signifique, en la práctica, alimentar los dramas sociales de este país, aquejado de un alarmante aumento de la precariedad, de pérdida de derechos laborales y sociales, de un grave desempleo y de falta de trabajos de calidad, de pobreza energética o con la ausencia de una efectiva lucha contra la corrupción o de avances significativos en la regeneración democrática”.
Para Garzón, desde Izquierda Unida “preferimos seguir estando junto a esa mayoría social a la que golpea la falta de un futuro claro, que no encuentra empleo, que tiene miedo a perder el que tiene o que no le sirve para construir un proyecto de vida con dignidad y confianza, que teme por su pensión presente o la que le corresponde dentro de unos años, que sufre desahucios o que ha sido arrojada a la exclusión social”.
Asegura que “tenemos cada día más presente nuestra apuesta para construir un proceso constituyente debatido previa y ampliamente por toda la ciudadanía, para superar las grandes carencias del actual texto constitucional con 38 años de vida”.
“Queremos -asegura- una nueva Constitución al servicio de la gente y debatida por ella hasta la saciedad para definir un nuevo marco de convivencia. Ésa es la única forma posible de construir un nuevo país donde se blinden los derechos sociales para todos y todas, algo a lo que se oponen los mismos que ahora celebran el texto vigente”.
Alberto Garzón entiende que “la sociedad española está madura para hacer ese debate democrático” y, en este proceso, “no valen ya las reformas parciales y cosméticas”, sino que es imprescindible redactar “un texto nuevo a partir de un proceso constituyente participativo de abajo a arriba”.